martes, septiembre 12, 2006

Tienes el tamaño del corazon que lee

A mis padres


Cuando el mundo que conocemos deje de existir
quedarás tú, poesía.

Herramienta del Señor y de sus Ángeles
que no supimos apreciar por temor a los huracanes…

Arde, sobre la llama de este corazón que aprieto en mi
puño,
Golpea la puerta que la distancia creó.
Quienes te lean, no tendrán que clavarse uñas en el
pecho por falta de aire, o de un abrazo…

El mundo saciará su sed en tus metáforas de agua.

Sobre esa llama en que los labios se derriten a
gritos,
preparas los alimentos del alma.

Como tienes el tamaño del corazón que te lee,
Los ojos que no te entiendan pensarás que eres Dios
Abrirás tus manos para iluminar el cielo
…y las cerrarás para hacer la noche que los niños del
campo esperan a la hora que le enseñaron sus abuelos.

Cada par de ojos con brocha y un martillo despertará
de un sueño para despertar en otro…

No hay viento que te aleje…
Ni acentos que caven tu sepulcro…
Aquí estoy con una Biblia en blanco para que
profetices sobre mi corazón en llamas.
Sobre mi ataúd de carne, abre tus alas…

Deja volar la sonrisa de estos labios atados por el
hilo de la angustia…
Despierta, dama de lo imposible, y recréame en tu
sangre y en tu vientre.

Ya se le muere su media naranja, se le muere…


Evan Lewis
New York City

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