martes, octubre 31, 2006

El desasosiego

Cuando no estás, la semana es esta hoja que quemo
Una paloma gris que va de mano en mano.
Cuando estás, tu pelo llena de peces los sueños
Hijo que ata a la flor y a la sangre para el
nacimiento.
Árbol que crece sobre tus manos, déjalo volar…
Ya sé que eres cuatro formas de un No que se maquilla.
Y que tu sonrisa tiñe de verde el alma de las aves
Tu ausencia es el tiempo y su cerco en la garganta
Tu piel, es la linterna que ilumina mi alma
bajo esta lluvia de corazones de cemento
En esta ciudad de rieles descalzos por donde camina Dios desnudo y sin abrigo,
el ser no importa y el no ser, importa menos
Tú, la rosa que mira en su reloj el rostro de mi angustia
Yo, el verbo que es un potro que corre entre tus pechos.
Y esa es la ola de viento que nos empuja al verso.
El tiempo hizo entre nosotros un puente de agua que
cae como un acento.
Por eso mis manos llenas de ti atraen las aves.
El día que vuelvas acompáñame al mar
Busquemos juntos los sueños que se escurrieron de tu alma
y cayeron en mi sangre como esas dos torres iguales en el dolor y diferentes en la tragedia.
Cuando no estás, en el fondo de esta pena hay una habitación llena de huesos
...y una cascabel desnuda mirándose en mis ojos


Evan Lewis
New York City

Aniversario

El ave interrumpe la música para recrearla
El agua, como una flor de espanto, se deshoja en mi
rostro.
Ven, lizbien, fuma mis dedos.
Ven, lizmal, con tu vientre inflado por el frío
...con tu ataúd de mi sangre en tu cuerpo vacío.
Era nuestro, y lo abrazaste contra tu alma para
matarlo...
Ella o El, se han ido para siempre...
Y ahora vives como yo,
entre hablas y huesos.




Evan Lewis
New York City

martes, octubre 17, 2006

El poeta y su ruina

Salté a la otra mano de Dios para no verte,
caminante…
Él, que ora muy poco, juntará sus manos dentro de mil
años…
Pero hoy el dolor es cloro que lava mi sangre,
caminante…
El sol es una moneda entre lilas de cemento
y en vez de luz da sombra…
y quienes se sientan para escuchar desde sus balcones
el eco de esta pena, hablan un idioma de lluvia
y de recuerdos.
Y los que se acercan sólo para verme, sufren
igualmente.
Se abrazan, se clavan uñas de cemento…
Por tu silencio, caminante, la sangre circula como si
le huyera a la vida,
…y es que todo corazón que sangra su locura,
predice su mañana, contempla su dolor.
Abrevia la amargura del poema,
y templa la cuerda donde se cuelga el poeta, ya sin
música.
La sed de este lagarto será eterna.


Evan Lewis
New York City

viernes, octubre 13, 2006

Los amantes



Soy un péndulo de luz entre tus piernas...
Debajo de tus senos,
soy el humo de una flor que se quema alegremente
vapor con sabor a tu piel, eso soy.
Lluevo toda la noche sobre el techo de tu vientre
Un músculo ruidoso presiona nuestros párpados.
Rodamos por el aire como una flor de vidrio.
Tus frutas indecisas, me acarician…
Hacemos el poema
desde el ángulo de un sueño herido por la luz
Alguien corre desnudo sobre los rieles de tu aura
para escuchar tu grito, ondulado…
Las cuatro ramas de tu árbol infinito caen sobre mi.
Soy un péndulo de luz entre tus piernas
Tu pecho develiza con su roce mi alma y despertamos,
El verso nos sonríe,
El verbo nos cobija
y despertamos…


Evan Lewis
New York City