martes, noviembre 28, 2006

Gracias

a una desemparada que conocí hace 15 inviernos...


Durante meses, caminé sobre la nieve con dos panes
y un vaso medio lleno de chocolate…
Pero de ella sólo escuché una palabra…

Salía de entre sus dientes humeantes
Sus labios arrugados por la vejez y el frió,
respiraban la última gota de mi dolor

Y así, sabiéndola feliz, me alejaba poco a poco arrastrando mis cadenas…
Atrás quedaba una amiga, la madre Dios…

Ella, la abandonada, vivía a la entrada del tren
pero para los demás esa era la salida a otra vida…

Un día que caminé más rápido que mi alma, no la encontré
jamás volví a ver su rostro
Pero así es mi vida.
La señora de una sola palabra se había ido para siempre…

Cada vez que me detengo sobre la nieve pienso en ella,
Y los huecos de mis zapatos se llenan de su tristeza…

Era una harapienta, pero también era la dueña de un lado de la noche, el más amargo…

Jamás volví a verla…
El desasosiego clavó maderas secas en sus ojos…

Se mudó de estación y ahora es mi sombra
quien le lleva pan y chocolate caliente a su sombra temblando de miedo…

Pero así es mi vida...
Todo al que le doy mi corazón, me da las gracias y se va para siempre…


Evan Lewis
New York City

No hay comentarios.: