viernes, noviembre 03, 2006

Amante, puro, anónimo


Con una sordera de duende aislado
Guiado por la sombra de un barco debajo del agua
Salgo a las calles de Manhattan y río
Mi risa es parecida a la del pez que la corriente considera
Allá en Santo Domingo está la vida, aquí la manzana que la jauría muerde
El frío ilumina los ojos que caen como dos gotas de humo
en bocas extranjeras
Aquí los trenes se detienen en los cementerios
En mansiones donde los huéspedes se quejan del agua
Echan ceniza amarilla en los pasillos.
Se quitan el pecho y lloran por el niño que murió detrás de la camisa
Aquí la soledad es tela que el pintor cosecha y quema en una pesadilla
Línea que el amante traza temblando y en el cuadro es una vena viva
En Nueva York se duerme en la hamaca que el árbol de los idiomas mece debajo de la tierra
Aprieta en la garganta el alimento que el agua se evapora huyéndole a la vida
Amante, puro, anónimo, para la vanidad de una muchacha que la nostalgia recrea en mi ataúd de agua
Cortado por la lejanía, vuelvo a reír.


Evan Lewis
New York City.

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