Por Evan Lewis
¿Cómo vamos a cambiar el país? "económica, social, cultural, política, científica y tecnológicamente" Y si ¿se puede hacer en sólo cuatro años?
Sobre estas dos preguntas debe reflexionar el pueblo dominicano, si es que son honestos sus deseos de avanzar, de dar un salto hacia el futuro, para que todos vivamos a la par de las naciones cuya prioridad es su propia gente.
Cambiar el país en cuatro años es imposible y eso lo saben los políticos honestos que abren sus bolsillos al país, así como los corruptos que se dedican a embolsillarse al país. ¡Muy bien que lo saben!
Hay que hacer cambios profundos. Y aunque la confianza del pueblo en los gobiernos haya sido traicionada por políticos cavernarios, la esperanza de cambios está viva.
Todavía este es un país donde no hay garantías de bienestar, aunque te eduques, trabajes y cumplas con las leyes. Donde los niños todavía no tienen el derecho a salud, educación, techo y seguridad, independientemente de su origen étnico, o la preferencia política de sus padres. Este país es un rehén de la violencia.
Nuestros ancianos pasan los últimos años de su vida como si vivieran en el país de las pesadillas.
Queremos un país, no una cueva de ladrones, de evasores, o un paraíso para pervertidos sexuales.
Para cambiar el país se necesita el apoyo de gente decidida a ser parte de algo especial. No hay gobierno que pueda reparar males de décadas en un solo periodo presidencial. Y esta es una verdad que no necesita de la bendición de sacerdotes.
Todos queremos un país donde nuestros jóvenes no tengan que pensar en irse al extranjero para lograr sus metas personales de desarrollo y bienestar familiar.
Donde la salud deje de ser un paciente en estado grave. Donde la inseguridad sea lo único seguro.
Y usted amigo lector, antes de llegar a la conclusión de que soy un reeleccionista, piense en sus hijos, en usted y su familia, y pregúntese ¿en qué país quiere vivir?
Porque si es verdad que escribir y decir todo esto desde aquí podría resultar fácil, también es verdad que no es fácil soñar con volver a tu país, y pensarlo mil veces, por las mismas razones que obligan a millares a huir del hambre, la inseguridad y la pobreza en una maldita yola. ¡Qué continúe el cambio! ¡Que no muera la esperanza!
lunes, septiembre 04, 2006
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