Para resucitarlo,
busco en mi sangre al fantasma de una Ñ…
Para deletrear su alma
como si fuera una palabra que unifica, que da vida…
Quiero que me ayude a entender por qué
ahora es cuando dan fruto los árboles
que olvidé en el fondo de un gran sueño…
Quiero pedirle algunas explicaciones, a su merced, la Ñ…
Que me diga por qué el tiempo ahora transcurre
como si fuera una paloma herida…
y qué pasará con la nostalgia
cuando ya no pueda peinarse con mis dedos.
Dónde echaré esta pena que acaricié como un perro sin cola,
y alimenté con versos
Y con mis peces, Dios mío, ¿emigrarán conmigo?
En sus aguas escribo canciones para niños pobres, sin cama…
Quiero llevármelos…
A esta hora, el hielo del adiós se derrite en mi frente
y es un té que bebo, poco a poco…
Evan Lewis
New York City
martes, diciembre 05, 2006
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