¡Cómo eres de triste y aún te necesito!
Debe ser porque te pareces a mi vida
Tus gotas son días
Que caen como minutos
En los segundos huecos de tu existencia
Estás lleno de ti, como los poetas
Y aunque te acerco,
de ti todo huye
El agua es tu alma
y tu entraña le pone nombre a tu sabor incierto
Eres el hijo del eco y te repites en cada gota
Al sentirte, te espantas de ti mismo
Y te ocultas derretido en la mano del aire
Antes de evaporarte,
tus palabras cayeron sobre esta hoja
Cazador de tu igual, te metes en la esencia
Pero de ti sólo se acuerdan cuando mueres
Tu silencio cobija a los desconocidos
Por eso siempre caes...
Ayer, te atrapé en esta hoja
Te apreté la garganta
Te sequé la verdad
Te quebré en un poema
Luego quise resucitarte
Te añoré un instante
Pero eres igual a la vida, cuando ya no existe...
Evan Lewis
Santo Domingo, enero 2007
viernes, febrero 02, 2007
Hemos perdido la batalla del amor verdadero
Me lo dicen tus ojos que nadan en mi olvido
Me lo canta tu pelo sobre el hombro de una nube de fuego
Que anhelo acariciar en las noches de invierno
La soledad enseña
Que a veces el amor es un árbol con raíces de cenizas
Que la fruta que mordimos era un sueño
Que el corazón forjó para llenarnos el alma de ruido
Hemos perdido la batalla del amor verdadero
Sé que muero, ya no siento las manos
De tanto escribir versos al hada de la angustia
Dejé que la poesía hundiera su barco
En la rutina de los días helados, en el bostezo del desasosiego
En el vacío de tu ser, allí donde crecía nuestra hija
danza la sombra
y ahora escribe con un pie mi testamento
En la ausencia de tu rostro
Danza el olvido
Deja en el aire melodías
Que las hormigas confunden con agua viva
Sin darse cuenta que ahí flota mi esqueleto
Hemos perdido la batalla del amor verdadero...
Evan Lewis
Santo Domingo, Enero 2007
jueves, febrero 01, 2007
No sé cantar
El silencio es una foto de la muerte
El silencio del desamor
Es un fantasma que sangra
La ausencia de los suyos
El silencio me atormenta con su frío
En las noches de vidrio de tu ausencia
Y en los campos donde me refugio
Buscando agua y verde vida
Me golpea con sus ramas de misterio
Como no sé cantar
Escribiré tu nombre con cenizas
De un fuego solitario, mudo y seco
En las paredes del templo
Donde honras al Dios de tu partida
El eco de tu silencio, hoy resuena
En la tumba de mi ser arrodillado
Hueco que solo lo llena el alma de las aves
Ausentes en el cielo de mi espera...
Evan Lewis
Santo Domingo, 2007
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